21 de octubre de 2012

Perdonen el restraso...

Es hora de actualizar y confirmar el giro que pretendo darle a este blog, he decidido abandonar la realidad más inmediata, la actualidad, para perseguir conceptos más abstractos, verdades más universales, experiencias más duraderas, conceptos más generales...La amistad, el amor, la verdad, el tiempo, el espacio, el bien, el mal, el frío, el calor...y un largo etcétera.


Los cambios de estación son períodos de cambios e incertidumbres, cambian los trabajos, cambian los horarios, cambian las rutinas, pero lo esencial permanece, y es a eso a lo que pretendo asirme para no despegarme de lo que realmente me hace feliz. Familia, amigos, paisajes, deportes, amor, naturaleza, el mar...









Cristina Ortiz:

En un océano inundando de estruendo, navegamos erráticos, hacia donde no sabemos.

Deseo no encontrarte, arrasando la vida, oscureciendo el sol...


Cabalgaste en las olas, y revolviste en el silencio helado del amanecer, nuestras emociones más sensatas.

...esa bestia marina que nada en las corrientes oceánicas...

...en un crujir de sonidos aterrados se escapaba la vida...



...y por sus agallas arroja todo un mar...

...sobre tu lomo azul viaja en silencio la luna de la noche...

...y de tu codicia creaste tu infierno y nos arrastraste a todos dentro de él...

Desprecio lo que ignoro.

...escucho tu silencio, amortiguando a través de los siglos...

Una parte de nosotros muere con cada especie que desaparece.

...en el silencio pristino, de quietud inmutable, el sonido incierto te delata...

Como el eco profundo de la bruma, me llega tu sonido...

Durante siglos me he nutrido del silencio del mar.























Tiempo

Que creemos controlar conteniéndolo en nuestras muñecas, ordenándolo en nuestros despertadores, activándolo con nuestras alarmas, consultándolo en nuestros teléfonos, fraccionándolo en horas, minutos y segundos. Pero eso es imposible, porque eso no es el tiempo. El tiempo es el sol que se pone, la piedra que se gasta, las arrugas y las cicatrices que cuartean nuestra piel, las hojas que caen y que nos recuerdan que el mundo sin nosotros sigue siendo mundo.

Nos pensamos dueños y señores del Tiempo y del Espacio, y sin embargo somos sus esclavos. Esclavos de algo que ni siquiera existe. Infinitas e intangibles cárceles. Abstractos conceptos, nombres para la nada.

Somos en el tiempo y vivimos en el espacio, sin llegar a saber qué son. Funambulistas existenciales, nosotras, curiosas criaturas…Idiotizadas, seguimos creyendo que las grandes cuestiones son la economía, el trabajo, la crisis, la estética…



Hoy en una ciudad cualquiera, en un barrio cualquiera, en una manzana cualquiera…he visto: cuatro clínicas de estética; dos clínicas dentales; un bufete de abogados, una clínica integral de tratamientos holísticos, una farmacia… La sociedad está enferma porque no cuidamos a nuestros niños. La solución no está en los tratamientos.



Ante ti, mi espacio son tus curvas,
Y, mi tiempo se fracciona en sonrisas y suspiros.
Las hojas no caen, bailan.
Los atardeceres tempraneros
se convierten en noches de luna llena.
Y el frío, en cálida lumbre.
Contigo el otoño…
Se ve de otra manera
                                          Navío